Crucigramancia, o cómo adivinar el futuro con los crucigramas

La ministra de comunicación e información venezolana  Delcy Rodríguez escandalizó a su país en marzo del 2014. A través de diferentes medios estatales y en su propio perfil de Twitter comunicó que su ejecutivo había pedido una investigación sobre el periódico El Aragüeño, icono de la prensa privada del estado de Aragua. ¿El motivo? Según la ministra, este periódico enviaba mensajes cifrados incitando a la conspiración y la violencia... en sus crucigramas. Este recelo hacia los crucigramas no es novedad en  Venezuela. El año 2012 el diario Últimas Noticias ya fue acusado de publicar un supuesto plan para asesinar Adán Chávez, hermano del entonces presidente Hugo Chávez. La acusación se basaba en que habían coincidido en una rejilla las palabras ráfaga, asesinen i Adán. Neptalí Segovia, veterano crucigramista del diario con 17 años de experiencia a sus espaldas, fue interrogado por diferentes agentes de los servicios de inteligencia, todo ello después de que un equipo de psicólogos y matemáticos analizara su crucigrama y determinara que había motivos para creer en la conspiración. 

Son dos ejemplos que pueden parecer paranoides y con una acusación poco sólida, pero lo cierto es que los crucigramas, como mensaje encriptado que son, han servido muchas veces para lanzar mensajes que no se hubieran podido publicar en ninguna otra página de un diario, ya sea por revolucionarios, transgresores, altivos u ofensivos. El miedo del poder hacia la criptología y a la posible incapacidad para descifrar mensajes ocultos ha hecho que algunos gobiernos, directores de diarios o miembros de la élite hayan tenido actuaciones que parecen ridículas y paranoides, sobre todo cuando salen de la que debería ser la página más inofensiva de un diario: la de los pasatiempos.

No hace falta ir a otros continentes para ver que los  crucigramas tienen poder para transgredir. El año 1990 la dirección de Convergència Democràtica de Catalunya en Lleida sufrió una pequeña crisis interna. El ambiente estaba enrarecido por la marcha del regidor Jordi Castelló, que discrepaba de la oposición practicada por CiU en el ayuntamiento. En medio de este enturbiamiento político, las delegaciones locales de CDC y UDC recibieron un curioso pasatiempo que terminó desencadenando el conflicto: un crucigrama que definía de forma insultante a prácticamente todos los dirigentes de CDC en Lleida. Al presidente del Comité Local Josep Santamaría se le definía como demonio, a Jordi Marimón, portavoz del grupo municipal, le tocaba el apelativo de chulo-bragueta, al senador Joan Simó (calvo para más datos) le tocaba ser El Peluquín. Nunca se llegó saber quién había detrás de ese pasatiempo puñetero, pero todos sospecharon de alguien cercano al exalcalde Manuel Oronich, el único que salía bien parado en las definiciones, ya que le consideraban “buena persona, honesto, amigo de sus amigos, su mayor debilidad es ser un gran nacionalista, dirigió CDC en las comarcas de Ponent e intentó gobernar la ciudad de Lleida, pero los enemigos i traidores, de casa y de fuera, se lo impidieron vilmente”. Guerra sucia en la más sangrienta de sus expresiones.

Pero si en algún momento pareció que la enigmística de los crucigramas tenía un poder y una peligrosidad descomunal fue en el año 1944. El crucigrama del Daily Telegraph estuvo a punto de hundir los planes del bando aliado en la Segunda Guerra Mundial, planes tramados por dos hombres: Franklin D. Roosevelt i Winston Churchill. Los presidentes de Estados Unidos y el Reino Unido habían construido un plan secreto para dar la estocada definitiva al nazismo y barrerlo del viejo continente. Toda la operación estaba planeada con nombres en clave para dificultar al enemigo el conocimiento de cualquier dato. Entre mayo y junio del 1944 varios agentes del MI5, el Servicio de inteligencia británico, se escandalizaron al ver que en los crucigramas del Daily Telegraph iban apareciendo progresivamente todas las palabras en clave de la operación que tenía que cambiar el rumbo de la Segunda Guerra Mundial: el desembarco de Normandía. El día D. La hora H. Esta fue la secuencia en orden de aparición, palabras y su significado:

- El 22 de mayo de 1944 aparece la palabra Omaha (nombre en clave de una de las playas del desembarco)

- El 27 de mayo de 1944, aparece Overlord (nombre en clave de toda la operación)

- El 30 de mayo de 1944, aparece Mulberry (nombre en clave de los puertos flotantes)

- El 1 de junio de 1944, aparece Neptuno (nombre en clave del apoyo naval)

Después de esta serie de coincidencias y cuando solo faltaban 5 días para el desembarco de Normandía, los servicios de inteligencia británicos revisaron los crucigramas de los días anteriores y vieron, contrariados, que salían los nombres en clave de otras playas que tenían que ser puntos estratégicos para el desembarco: Utah, Juno, Sword y Gold. Esta enésima casualidad, desencadenó la tormenta y el MI5 interrogó exhaustivamente Leonard Dawe, autor de los crucigramas del Daily Telegraph. Había sospechas de que fuera un espía alemán infiltrado que pasaba información a los nazis encriptada en las páginas de pasatiempos del rotativo. Dawe, que también era director de un colegio al sur de Londres, tuvo que aguantar un interrogatorio muy duro y riguroso, un registro meticuloso de su casa, de su despacho, de sus datos bancarios... Todo esto para que los servicios de inteligencia británicos determinaran que había sido una coincidencia. Nada más. Nunca los crucigramas habían estado tan cerca de ser el pasatiempo más importante y trascendente de toda la historia y de poder cambiar el curso de la guerra más importante y sanguinaria del siglo XX. Pero al final todo había sido pura casualidad.  

Pero no solo de conspiraciones y espionaje vive el crucigrama. Otros autores han aprovechado  las rejillas de los crucigramas para transmitir mensajes menos grandilocuentes pero igualmente trascendentes. Es el caso de John Graham, autor de los crosswords del diario The Guardian y el Financial Times. Graham había puesto autoría a sus crucigramas con el sobrenombre de Araucaria, unos árboles de gran envergadura que toman el nombre de la localidad chilena de Arauco. Los crucigramas que publicó el viernes 11 de enero de 2013 llevaban un anexo enigmático: “Araucaria tiene 18 de 19, y lo tratan con 13 15”. Cuando los enigmófilos resolvían las palabras cifradas el mensaje del autor se revelaba: “Araucaria tiene cáncer de esófago, y le tratan con curas paliativas”. Graham, que tenía 91 años cuando publicó este enigma de despedida, pudo hacer lo que todo crucigramista desearía, despedirse de todos aquellos que habían resuelto sus ingenios verbales con una definición póstuma. Después de este principio de epitafio que publicó en enero, finalmente el 26 de noviembre de 2013 murió dejando a sus espaldas una carrera de autor de crucigramas que empezó en el 1958 i que es admirada por todo el mundo anglosajón.  

Además de situaciones dramáticas, en las páginas de los pasatiempos también ha habido  sitio para la polémica, los malentendidos y los rifirrafes. No es necesario ir a ningún periódico anglosajón ni a los crucigramas del Neptalí Segovia en Venezuela, tenemos ejemplos muy cerca y de hace relativamente poco tiempo, en El País y La Vanguardia, con sus autores de los crucigramas en catalán en el centro de la polémica: Pau Vidal y Màrius Serra.

Vidal publicó el 25 de marzo de 2015 una definición que generó controversia cuando se resolvió. “En Valencia es un perro cazador, aquí es algo mucho peor”. La solución era xarnego, palabra popularizada en Catalunya por denominar despectivamente a los hijos de inmigrantes andaluces y que tan presente ha estado en el discurso político de algunos partidos en la última campaña electoral catalana. Uno de los momentos estelares en el que se ha usado esta palabra con finalidades políticas fue cuando Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de Extremadura, definió al expresidente de la Generalitat José Montilla como un “charnego de izquierdas”. Ahora algunos políticos y activistas se enorgullecen ante este adjetivo que empezó siendo despectivo pero que ahora sirve para adoptar un orgullo de identidad a muchas personas que son hijas de esta generación. La definición causó cierto alboroto y la defensora del lector de el El País Lola Galán tuvo que hacer un artículo para la edición nacional titulado Palabras cruzados, palabras envenenadas para contextualizar la situación, la intención del autor y para pedir disculpas a todas las personas que se hubieran podido sentir ofendidas.

El caso de Màrius Serra fue menos sutil y un poco más escandaloso: el año 1990 puso la siguiente definición para un espacio de 6 letras: “Casi todos los columnistas del ABC lo son”. La solución al enigma era cafres. Esta definición hizo que sonaran los teléfonos de las más altas instancias de los dos rotativos, hasta el punto que el ABC publicó un editorial quejándose de los insultos a sus colaboradores des del rotativo del Grupo Godó.

Los crucigramistas también han tenido el poder de despistar a muchas personas con su ingenio desbocado, un ingenio que ha llegado a hacer creer a algunos que tienen el don de futurólogos. Dos de estos presuntos pitonisos tienen nombres distintos y han trabajado para medios muy diferentes: Will Shortz, crucigramista por excelencia del New York Times y Jep Ferret, autor de los autodefinidos de El Periódico y de la web CrucigramaExpress. En las elecciones presidenciales de los Estados Unidos del año 2000, que fueron una dura pugna entre George Bush y Al Gore, Shortz publicó  su crucigrama más atrevido: “The next president”, con respuesta de 4 letras. Las elecciones fueron muy reñidas y al final Bush se llevó la victoria (con la famosa polémica por los  25 votos electorales de Florida sobre los que Michael Moore hizo uno de sus documentales más famosos) y, por sorpresa de los lectores del Times, Shortz la había acertado. El próximo presidente, de 4 letras, era Bush y encajaba perfectamente en los espacios de la rejilla.

Con menos glamour però la misma tensión política se celebraron las elecciones catalanas de 2006, en las que CiU venía de su primera legislatura en la oposición y el PSC aspiraba a revalidar la Presidència de la Generalitat cambiando el liderazgo de Pasqual Maragall por el de José Montilla. Fep Ferret hizo una definición como la de Will Shortz, y ante la estupefacción de muchos, adivinó que Montilla conseguiría perpetuar el poder del PSC en la Generalitat. Jep Ferret contó en Verbàlia que incluso llegaron a llamarle desde una radio local para saber si realmente era adivino. ¿Dónde está el secreto de ambos crucigramistas? Con una habilidad excepcional, crearon una rejilla que se podía resolver de dos formas distinta. En el caso de Shortz con las letras G O R E o B U S H, y en el caso de Ferret con M O N T I L L A o A R T U R M A S. La dificultad reside en encontrar definiciones suficientemente ambiguas que derivan de las verticales de esas dos posibles soluciones, ubicadas en el 1 horizontal. Por ejemplo el 2 vertical de Jep Ferret tenía como definición “100% de humedad que hace girar la noria”. Las dos posibles soluciones eran orina y roina. De acuerdo con el argot crucigramista, podemos ver que hacer girar la noria consiste en recombinar las letras de esa misma palabra, noria, creando palabras nuevas que son sus anagramas. La parte de la definición relativa a la humedad no necesita explicación en el caso de la orina, y en el caso de roina también encaja, ya que roina en catalán es el equivalente a calabobos o chirimiri en castellano.

Esa crucigramancia hizo que algunos confundieran el ingenio verbal a la hora de encriptar palabras con el don de leer el futuro. Desde lectores hasta servicios de inteligencia estatales han creído que los crucigramas tienen el poder de tumbar gobiernos y planes secretos con sus vuelcos verbales. Y es que la página de los pasamientos del periódico, algunas veces, puede ser la más relevante, incendiaria y transgresora cuando todo el mundo da por hecho que es la más inofensiva.

 

Text: Oriol Soler

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