De pasiones desmesuradas

La puerta está cerrada. Un torneo de Scrabble no parece susceptible de celebrarse a puerta cerrada. Quizá es para evitar aglomeraciones, o para que no se cuele nadie que no esté invitado. O quizá para que el ruido que llega desde la calle, la avenida Prats de Lluçanès de Sabadell, desierta a las 16: 00h, no pueda estorbar la concentración de nadie. El caso es que no hay nada menos hospitalario o acogedor que un bar cerrado lleno de gente con las mesas a rebosar, ya que transmite esa sensación de club privado o exclusivo donde, si no formas parte de él, poco tienes que hacer. Después sabré por la Trini, su propietaria, que lo que pasa es que Cal Pare cierra los sábados, y hoy sólo ha abierto por el torneo, así que han clausurado puertas y realmente, para cualquiera ajeno al Scrabble, hoy Cal Pare está cerrado.

La fonda consta de varios espacios: dos interiores, donde se juegan las partidas, y una terraza también interior. Las paredes están llenas de cuadros con fotos antiguas, los techos, altos, dejan a la vista grandes vigas de madera horizontales, y la barra está presidida, como es de menester, por una gran máquina de café e hileras infinitas de botellas. Tiene el toque majestuoso de local de prestigio y al mismo tiempo la ligereza de un bar de barrio sin pretensiones.

Cuando llegamos, los 35 jugadores están concentrados en el juego. Como Salvador Batlle - presidente del Club Scrabble Sabadell y hoy anfitrión - está jugando, el comité de bienvenida lo forman Imma y Joan Torra. Están allí por motivos bien distintos. Imma es la que ha hecho que todo vaya bien hoy en el torneo: está al tanto del tema logístico, conoce a todos, seguramente habrá dispuesto de forma bonita los premios que reposan en una mesa del fondo de la más grande de las salas (¡un jamón ! y libros) y charlando animadamente con quien se encuentra. Cuando, después de hablar con ella un buen rato y sentirme acogido le pregunto su nombre, me lo niega.

- ¡Yo no! Yo no soy nadie para salir en tu artículo. Nada, nada, mi nombre no es importante.

- Mujer, pero al menos para saber cómo llamarte si quiero hablar contigo...

- No, mi nombre da igual, de verdad, aquí la gente que lo monta todo son otros, yo no tengo que decir nada...

Después de batallar un poco consigo que me diga que se llama Imma, y ​​ella mira con resignación como lo apunto en mi libreta de notas - "pero yo no tengo que salir, eh!" - y sigue hablando con quien se le acerque, ahora Trini, la dueña del bar. Este rol secundario que ella quiere también puede deberse a que el anfitrión, Salvador Batlle, aparte de ser el presidente del Club Scrabble Sabadell, es también su marido. Ha vivido sus nervios los días antes, y ahora disfruta del éxito del encuentro, ya que ha venido más gente de la que en principio esperaban.

El segundo hombre del comité de bienvenida es Joan Torra. Alto, con gafas y camiseta marrón, ha venido desde Manresa. Sin embargo, el drama es que lleva aquí desde las 9 de la mañana y no ha podido jugar ni una sola partida. No ha traído pareja, y en un torneo de uno contra uno esto es un gran problema porque si los jugadores son impares siempre hay alguien que se queda colgado. Lejos de resignarse, ha aprovechado el viaje a Sabadell y se ha acercado al Corte Inglés para comprarse unos zapatos que hace tiempo que quería y necesitaba. También una camisa de cuadros que ya lleva puesta. Se queda para ver a la gente conocida, hacer tertulia y pasar el sábado. Sobra decir que la presencia de periodista y fotógrafo le entusiasma. Finalmente, a las 17:00 h, Salvador Batlle hará un acto de generosidad y le dejará jugar una partida, entrando en el sorteo de contrincantes en su lugar. Joan nos invita a la Fira de l’Aixada de Manresa, donde también habrá un torneo de Scrabble.

En las mesas del fondo de la sala hay tensión. Unas cuantas impugnaciones seguidas.

Hoy el torneo se juega a seis rondas, siempre uno contra uno, y cada una de las rondas se hace por sorteo, así que después de cada partida toca el momento de silencio - no sepulcral, porque siempre hay quien comenta la jugada entre susurros - para saber quién será el contrincante. La mayoría de los jugadores se conocen entre ellos de años de Scrabble y palabras, porque quien no se encuentra en un torneo se encuentra en otro, o si no en el Bar Queimada de Barcelona, ​​o donde sea que haya movida. Algunos, como Miquel Sesé o Anna Genís, se ganan la vida haciendo crucigramas y pasatiempos. Esta tarde les tocará jugar al uno contra el otro, lo que es un pequeño drama porque son pareja y cuando son contrincantes no hay vidas compartidas que valgan. Finalmente, hemos podido pillar al anfitrión, Salvador Batlle. Haciendo un café entre partida y partida (él también juega y, por lo tanto, no tiene mucho tiempo) explica el funcionamiento del club, de unas 15 personas y sin ninguna cuota de socio: todo aquel que se quiera inscribir puede, es gratuito . El club existe desde hace seis años y cada martes se encuentran para jugar pero sin competir mucho, es un juego abierto y lúdico, sin pretensiones.

Servidor ya hace algunos meses que conoce todo este enjambre de locos de las palabras y enfermos del juego, que he ido desgranando a base de entrevistas a creadores de juegos y crucigramas y grandes actos públicos como la final de la Liga Enigmàrius de Catalunya Ràdio o la maratón de crucigramas del DAU Barcelona. Son grupos de gente que se conocen, con pasiones compartidas y una obsesión compulsiva por las palabras. Nunca dirán que no a un juego más, ya sea en papel o en pantalla, en un tablero con los amigos o solos en casa. Tras un cierto escepticismo inicial, sería absurdo no admitir que todos tenemos estas obsesiones irracionales que nos apasionan y que nos convierten en extraños a los ojos de los demás. Este grupo sin embargo, los de enfermos de las palabras, tiene un talento admirable. Algunos de las palabras que han salido de las partidas de hoy sólo pueden ser jugados por los expertos: ujàssem, deípares, clenx, riqui (del verbo ricar)... La lista no terminaría nunca. Son palabras tan extrañas que, cuando las escribo, el corrector de Word las da por incorrectas.

Las mesas del fondo siguen siendo el escenario donde los futuros ganadores se juegan el jamón. Algunos alzan la mirada en gesto de queja por el tono de voz alto de Trini. Demasiado sutil.

Trini tiene ganas de contarnos cosas. Cuando se está jugando tiene poco trabajo, y se nota que le va la marcha, que la necesita. Bajita, con unas gafas rojas y voz estridente, lleva toda la vida detrás de la barra. Su familia siempre ha regentado Cal Pare. De su tío, Emilio Figueras, se dice que perdió su pie derecho en el patio de la fonda, que ahora actúa de terraza interior. Trini, intrigada por si las leyendas eran ciertas o no, decidió poner luz sobre el tema. La historia va más o menos así: Emilio Figueras fue enterrado en 1938. Había sufrido gangrena, por lo que era bastante posible que la leyenda fuera cierta y que su pie derecho se hubiera desprendido del cuerpo en la última fase de esta infección, en la que mueren los tejidos orgánicos. Harta de leyendas, el 24 de febrero de 2012, aprovechando que Trini tenía que ir a vaciar el nicho de su familia, desenterró a su tío Emilio. Lo que vio la sorprendió, ya que el cadáver se conservaba en buen estado, como si estuviera momificado, pero lo más sorprendente era que, sin duda, le faltaba la mitad de la pierna derecha. Lo explica riendo y hasta nos enseña las fotos de su difunto tío, donde podemos corroborar las pruebas de su investigación.

Hoy era el día de fiesta de la Trini y se nota que, a pesar de haber abierto el bar, tampoco es un día de trabajo normal. Se pone a jugar al Rummikub con una de sus empleadas mientras el resto de jugadores siguen con las partidas. Imma habla ahora con la mesa de verificación. Allí, cuando algún jugador impugna una palabra de la partida porque cree que no existe o que es incorrecta, se comprueba inmediatamente la validez de la palabra. Salvador Batlle apunta en mi libreta en base a qué se hace esta comprobación: DIEC.2.5a / 2. En fin, una de las últimas actualizaciones del diccionario del Institut d’Estudis Catalans, que hoy en Sabadell es como la Biblia.

Cuando las verificaciones vienen de la zona del fondo, donde juegan los primeros clasificados, el ambiente se puede cortar con un cuchillo.

Los jugadores no son, a primera vista, gente extraordinaria o muy extravagante. La media de edad es bastante alta, no hay nadie de menos de 35 o 40 años (a primera vista), y muchos más hombres que mujeres. Entre los ilustres de la jornada de hoy está el Lluís de Yzaguirre (muy elegante con camisa y chaleco), creador del diccionario de Scrabble en catalán - del cual explica que quedan dos tercios de la tirada por vender - y la misma Anna Genís, primera campeona de España de Scrabble. Entre los jugadores hay uno singular: Pedar ó Braonáin. Irlandés de nacimiento, aprendió a hablar catalán leyendo el diario Ara y mirando la serie "Porca Misèria" en TV3 a la carta. Participa como uno más en el torneo y como buen políglota (inglés, francés, catalán, castellano) ya tiene nivel suficiente no sólo para hablar en catalán sino para jugar con sus palabras. Se queja de que mucha gente, por la calle, le responde en castellano cuando ven que es de fuera aunque él se les dirija en catalán.

La sexta ronda va acabando, los jugadores se van levantando de sus sillas y ya sólo queda saber el nombre de los ganadores. Ya es de noche, las ocho y media, y a Trini ya no le piden cafés y Fanta de limón sino quintos y medianas. También se escapa algún gintonic, ya sea para celebrar o para un ejercicio de resignación positiva. El podio final del torneo es el siguiente: medalla de oro Ernest Teniente, plata Montse Hergueta y bronce Carles Cassanyes. La ceremonia de entrega de premios es larga, ya que el Club Scrabble Sabadell da un detallito a todos los participantes, optimizando el precio de 5 euros por inscripción.

Todo el mundo parece contento, el Salvador Batlle se excusa por los problemas logísticos que ha habido, aunque la mayoría de jugadores no creen que sean graves, sino que lo más grave ha sido la longitud del torneo, de casi diez horas. Todo el mundo se marcha, la mayoría lo hace compartiendo coche. Algunos son matrimonio, otras familia, muchos son amigos, prácticamente todos son conocidos. Se acaba el V Torneo de Scrabble de Sabadell.

Seguramente, este torneo no será trascendente en ningún aspecto. Aparte de Ernest Teniente, que se ha llevado un jamón a su casa, en Cal Pare no se habrán vivido hechos insólitos ni relevantes. Como todos los colectivos con obsesión por temas o actividades concretas - que engloba desde el fútbol hasta los fanáticos del manga, pasando por los tecnofílicos del Mobile World Congress y los amantes de las Harley Davidson - pueden ser extraños vistos con ojos externos, que no pueden entender cómo alguien puede estar tenso porque le acaban de colar una palabra que cree que no es correcta, o cómo puede ser posible que exista gente dispuesta a bajar de Manresa a Sabadell para jugar a crear palabras. Todos, poco o mucho, tenemos estas obsesiones inexplicables y sabemos que las vivimos con pasión excesiva.

Texto: Oriol Soler

Fotografías: Aleix Graell

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